
La diabólica imaginación de Edgar Allan Poe y la narración fantástica de H.G. Wells pueden ser comparadas con la siniestra historia del Callejón de la Delgadina.
Esta historia tiene su origen en el callejón que nace en la antigua Calle de Santa Ana (hoy llamada Guerrero), cruzando la calle de San Joaquín (ahora conocida como Arteaga) y termina en el pequeño arroyo llamado actualmente "La Tórtola", a pocos metros al norte del puente de Gómez Farías. Este vecindario junto con el de Águila de Oro se distinguían de otros por las narraciones espeluznantes de las que fue escenario esta sección del sureste de Saltillo, Coah. México.
En el año de 1786, en el callejón de "La Delgadina", vivió un carnicero en una casa grande y sombría, la cual, tenía más establos y pesebres que recámaras. Por su original estatura, al carnicero lo llamaban peyorativamente "el Gigante Severo", ya que siempre usaba una camisa y un pantalón que cambiaba una vez al mes, haciendo lucir sus ropas generalmente cubiertas por enormes manchas de grasa de los animales que destazaba para la venta de carne en su negocio.
Juan Crisóstomo Sánchez, como así se llamaba, aparentaba tener alrededor de 38 años de edad y, a despecho de su excesivo peso, no parecía ser muy viejo. Estaba casado con la hija de un portero que vivía en el mismo vecindario. Ella se llamaba Isaura Delgado y era de una edad mucho menor que la de él, pero no por eso era menos robusta y fuerte. Por su cutis bronceado y su larga cabellera trenzada, misma que le llegaba hasta los zapatos, obtuvo el despectivo nombre de "La trenzona".
La pareja era muy popular en el vecindario, pues aparentaban ser muy felices. Los domingos, cuando salían fuera para pasear, su poco común estatura y corpulencia atraían considerablemente la atención.
Tras haberle dicho alguien a Juan que existía algo entre su esposa y el empleado que ocupaba para freír carne, éste no tardó mucho para comprobarlo, pues por sopresa, una tarde encontró a su esposa en los brazos de su amante.
Mucha gente solía pararse en el umbral de la vieja puerta de la casa de Isaura y la veían debajo del puente de Tacubaya de rodillas lavando, con su pelo trenzado cayendo completamente sobre su espalda y amontonado sobre sus tobillos, pero luego de que el carnicero descubrió la infidelidad, por varios meses, "La Trenzona" no fue vista y los vecinos comentaban acerca de su repentina desaparición. Si nadie supo de la muerte de Isaura, entonces ¿dónde estaba ella?. Esta pregunta se hacía seguido por los vecinos del callejón, pero nadie podía encontrar una respuesta adecuada.
Hasta que, una mañana, corrió el rumor de que, en un ángulo del arroyo de la Tórtola, el cuerpo de Isaura Delgado había sido encontrado casi irreconocible y que se dedujo que era ella por lo extraordinario del largo y espeso cabello; ¿qué le había pasado?, la gente se preguntaba, y alguien reveló la historia entera del castigo que, de una muy inhumana y cruel manera, el carnicero había dado a la infortunada "Trenzona".
Se decía que el marido rencoroso había dejado a su esposa en uno de los más apartados cuartos de la casa, ahí la tenía desnuda y colgada de su cabello, el cual había dividido en cuatro partes y cada sección sujetada de los cuatro picos de la ganzúa con la que comúnmente él usaba para colgar carne vacuna y quedando suspendida a una pulgada del suelo, dándole la ilusión de tocarlo con la punta de los pies. Después de conservar su colgadura ahí por varios meses, y dándole sólamente migajas de pan y agua, llegó el día en que Isaura comenzó a cambiar su aspecto, antes robusto, a una lamentable figura. Así pasaron los días hasta que la pobre mujer llegó a ser un esqueleto y murió.
Cuando ella fue encontrada, la gente decía que era un montón de huesos envueltos en una arrugada y amarillenta piel.
El carnicero desapareció del pueblo y nadie supó de su paradero. Luego de esto la gente empezó a llamar al callejón con el nombre de "La Delgadina". No se sabe si este nombre fue originado por el apellido de la protagonista de esta historia (Isaura Delgado), o por el estado en el que la pobre mujer quedó ante la cruel venganza de su esposo.
Leyenda enviada por: Mónica Lee/Saltillo Coah., Méx.
Adaptación: Jazmine Dguez.
[bajo el pseudónimo de Lilith†La†Enemiga†d†Eva]
4 Voces del Más Allá [haz escuchar tu voz]:
la muerte al carnicero fue a visitar.
para llevarselo al mas alla.
pobre muerte no lo pudo levantar.
tuvo ke dejarlo y ponerlo a rebajar
donde esta tu esposa pregunto la muerte.
esta en el establo de atras dijo indiferente.
esta tan flaca como tu, agrego.
y la muerte enojada se lo chingo.
Hahaa ash! la foto que te mandé esta más terrorifica!!
Y de nada peque!, ya te tengo otra haha luego te la mando.
Besos, ya lo publico.
¡Muchísimas gracias por tu aporte, Delirios Púrpura [Mónica Lee]!. Me encantó la historia, ¡está bárbara!
Estaré atenta ante el envío de tu siguiente colaboración en La Mansión Encantada©, seguramente será igual de bueno que este que ya he publicado.
Un beso,
Serch:
Como te lo mencioné antes, tanto me encantó tu calaverita ofrendada al carnicero de El Callejón de la Delgadina que le dediqué un espacio en el blog a modo de entrada especial bajo el tema/etiqueta de Calaveritas Literarias con fecha del 31/Oct. e igual, te hice la tuya [hahaha, no te salvaste, puedes encontrarla publicada el 2/Nov. con el mismo tema/etiqueta].
En fin... mil gracias por este detalle, en serio que me sorprendiste gratamente ¡eres genial!.
Recibe un fortísimo abrazo,
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